Cuando estamos en la rutina de trabajo parece que cualquier inconveniente, por minúsculo que aparente, puede parecer un mundo. ¿Cuántas veces en la oficina el hecho de que no funcione la impresora ha desencadenado en mal humor, broncas, llegar tarde a una reunión o no poder presentar un presupuesto a un cliente que está sentado en tu mesa?
La impresora es un ‘comoditie’ que no podemos permitir que nos falle. Precisamente porque cuando damos al botón ‘Imprimir’ es porque necesitamos un documento en ese momento. Y no hay espacio para los retrasos ni los errores.
Cuando éstos se dan de forma reiterada en el tiempo, es momento de valorar adquirir un nuevo equipo de impresión multifunción. Ya sabrás que no vale con una impresora doméstica, que no da respuesta a las necesidades de la vida profesional. Asesórate debidamente y no dejes que te den gato por liebre. No todas las tecnologías son las mismas ni tampoco, los resultados.
De momento, abordemos cómo afrontar el cambio de nuestro equipo actual.
Trucos para detectar si necesitas renovar tu impresora
No consigues ejecutar una de las funciones de tu equipo. Nos referimos a ese momento en el que tu equipo multifunción no responde en todas sus opciones y observas cómo poco a poco va perdiendo funcionalidades. Un día deja de funcionar el de escáner, otro día el trabajo te sale sin el grapado, no te imprime en color como habías indicado a pesar de que sí hay tinta en el cartucho… El equipo te está mandando señales pero no sabemos entenderlas. Dejarlas pasar como si nada provocará más daños a futuro en el equipo y, si no contamos con la asistencia técnica adecuada, el equipo terminará muriendo. Seguro que coincide con el momento en el que menos nos interesaba usar esa partida de nuestro presupuesto.
No puedes actualizar el sistema. Supuestamente tienes un buen equipo pero no te permite instalar las actualizaciones. Te llegan notificaciones que no se pueden implementar. Ello conlleva que el equipo esté infrautilizado y que pueda dar problemas a futuro dado que muchas actualizaciones lo que hacen es corregir errores detectados por el fabricante. Pasan los meses, descuidamos el equipo y éste solo va a peor.
Ha perdido calidad de impresión. Lo que comenzó con unas pequeñas líneas que salían en tu folio impreso, se agrava con zonas con más tinta y zonas con menos, baja calidad de los tonos de color, punteados… Esos trabajos no te sirven porque no quieres presentar propuestas a clientes, en Comités, a tu jefe,… si no tienen la imagen adecuada. Así que tienes dos problemas: no tienes tu documento impreso y has gastado tinta y dinero con una impresión que vas a tirar a la basura.
Tiene averías continuamente. El equipo se atasca, los ordenadores tienen problemas para reconocer los equipos de impresión, te salen en pantalla errores como “cartucho no compatible”, se interrumpen los procesos de trabajo y no sabes lo que hay en cola, qué ha salido, qué no y el equipo no tiene función de omisión…
SOS. Nos encontramos ante el caso claro de hacer un pensamiento y comenzar a mirar equipos nuevos. Infórmate con profesionales y certificados.
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