En la puesta en marcha de una empresa, o a medida que va creciendo, el empresario o autónomo deberá enfrentarse a algunas decisiones importantes que van a repercutir directamente en el ahorro y en los beneficios de la compañía.
La necesidad de equipos de impresión actualmente es innegable en cualquier empresa y, aunque muchas pymes pueden funcionar con impresoras destinadas al hogar, a la larga seguramente requieran equipos profesionales.
Ante esta situación, ¿cuál es la opción más rentable para la empresa? Actualmente podremos encontrar varias formas de disponer de una buena impresora profesional en la oficina. La compra y el renting son las más conocidas, aunque últimamente, el leasing también está pegando con fuerza.
Ya hemos hablado en nuestro blog de cuánto cuesta comprar una impresora de oficina y ahora toca decidirse. Para ayudarte, hemos preparado este artículo con algunas desventajas de la compra de impresoras para empresas:
Reducción de los incentivos fiscales en la compra de impresoras para empresas
En el renting de impresoras, hablamos de un sistema de arrendamiento y no de financiación; es decir, las cuotas mensuales que se pagan se consideran un gasto. Por este motivo, el IVA es repercutible y por ello se puede deducir hasta el 100% de las cuotas.
Por otro lado, gracias al renting también se puede reducir el IVA soportado hasta en un 50%, siempre que demos un uso profesional a la impresora y no la usemos como equipo personal.
En el caso de la compra de impresoras para empresas, estos incentivos se pierden ya que al adquirir un equipo de este tipo se considera un activo de la empresa y por lo tanto no se puede deducir nada. Es más, al ser una adquisición de la empresa, se considera que la compañía tiene un mayor valor y mayores beneficios por lo que acabaremos pagando más.
Menor control de gasto mensual y total
Aunque parezca mentira, con la compra de impresoras tenemos un menor control del gasto que realizamos ya que además de la inversión inicial por la compra del equipo, que ya suele ser elevada, también deberemos asumir otros costes añadidos como la instalación, los consumibles, las reparaciones… A la larga, iremos sumando diferentes cantidades que pueden acumular una cifra elevada.
En cambio, con el renting, se mejora este control gracias a un único pago mensual de la factura que acostumbra a incluir todos los gastos. Así, sabemos exactamente qué vamos a pagar este mes, pero también podremos conocer los pagos a largo plazo. Este conocimiento no lo tendremos con la compra porque además deberemos prepararnos ante imprevistos que impliquen gastos adicionales.
Mantenimientos, reparaciones y renovación de la impresora
Siguiendo la línea del punto anterior, en la compra de impresoras para empresa no se incluyen algunos servicios que sí tiene el renting, por lo que son gastos adicionales a sumar que dificultan este control del gasto.
La tecnología necesita revisiones periódicas para mantenerlas en perfecto estado y no perjudicar a su funcionalidad. Del mismo modo, ante una avería, tendremos que pagar también al técnico y la reparación siempre que resulte rentable.
Por último, la tecnología avanza, y con el renting, fácilmente podremos renovar la impresora por una mejor, con más funciones o más económica energéticamente por ejemplo. Con la compra, en cambio, es un nuevo coste.
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